Señor, Tú nunca nos defraudas. Tu amor es inconmensurable, sí, que no
se puede medir, que nos sobrepasa. Que con nuestros criterios y conocimientos
no podemos abarcarlo. Todo esto y una gran felicidad es lo que sentí en los ejercicios
espirituales.
Nos hace mucha falta ponernos a tus pies. Estar en ti, reposar y
pensar corazón a corazón, con tus parámetros.
Me quedé con ganas de más, me supo a poco porque, una vez que se
alcanza el cielo, ¿para qué bajar a la tierra? Eres dulce, amable, atento,
Señor, y con ternura infinita nos haces ver todo lo que hay que restaurar en
nuestra vida.
¡Qué gozo de dos días pasados contigo! Íbamos a Ti a través de tu
presencia eucarística, de la naturaleza, de las palabras del padre Carlos, los
silencios llenos de Ti...
Gracias, Señor, gracias. Fui pobre y me vine rica. Que nada ni nadie
me arrebate tu amor que es mi mayor riqueza.
Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?
Teresa de Ávila (Coloquio
amoroso)
Chipiona. Monasterio de Regla. María Fernanda Alcántara