jueves, 18 de octubre de 2012

FAMILIA, ARRAIGADA EN CRISTO

A muchos el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sóla carne.

Vivir la grandeza de su vocación. Forma parte de la esperanza de los hombres.

La familiia, arraigada en Cristo
Los esposos cristianos han de ser conscientes de que su amor nace de otro amor primero que lo genera, lo nutre y lo fortalece. El Espíritu Santo, que infunde el Señor, renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces dee amarse como Cristo nos amó.
La familia es el reflejo en la tierra del misterio de Comunión eterna que Él vive en el seno de la Santísima Trinidad.
La familia tiene también la misión específica del servicio a la vida. Toda vida humana es un bien, los padres son también los primeros responsables de la educación de los hijos.
Mediante la generación del bautismo, el hijo es introducido en la familia de Dios, que es la iglesia. La familia colabora con Cristo y la Iglesia en la transmisión de la fe y la iniciación cristana.
También la familia recibe la fuerza del Espíritu para poder vvir su vocación. Igualmente tiene el cometido de aportar su ayuda en esta crisis económica.

La familia, sujeto de la Nueva Evangelización
En el contexto de la nueva evangelización a la que nos convoca Benedicto XVI, la familia teine un papel especial. La primero misión de la familia cristiana como Iglesia doméstica es la transmisión de la fe.
Somos eslabones de una cadena. Hemo recibido la fe y nos corresponde transmitir con las palabras y hacerla creíble con el testimonio de nuestra vida.
A la familia le corresponde responsablizarse de la enorme y transcendente misión de paraticipar como sujeto activo de la Nueva Evangelización.
Al igual que en otros tiempos difíciles la evangelización fue llevada a caboo por las comunidades cristianas y el monacato, hoy corresponde a las familias cristianas, fieles a la Iglesia, ser sujetos activos de la Nueva Evangelización.
Impulsoras de una justa política familiar.
Europa necesita de la familia y no es posible la regeneración de Europa si no pasa por la realidad de la familia tal y como Dios la pensó.