FAMILIA DE FAMILIAS QUE PEREGRINA, JUNTO A SU PASTOR, AL CORAZÓN DE CRISTO
Imposible hacer en breves palabras una crónica de la peregrinación interior de las familias a Santiago, porque el Camino no se hace, se vive. El Camino que “hemos hecho” comenzó el dia 7 de agosto con la Misa envío en la Iglesia gaditana de Santiago presidida por nuestro querido obispo D. Rafael Zornoza, comenzamos a caminar el día 8 desde O´Cebreiro y tras las sucesivas etapas completamos los 157 km. para llegar el día 15 a Santiago de Compostela.
El camino que se vive es otra cosa, es la sorpresa que el Señor le tiene reservada a cada uno que le hace vivir una experiencia inolvidable, pero sobre todo transformadora. No hemos hecho el camino que teníamos planeado, sino el que Dios nos ha puesto delante a cada uno, personal y distinto pero en comunidad. Por eso ha sido un auténtica experiencia de Iglesia que peregrina al Corazón de Cristo entorno a su Pastor, la Iglesia es familia de familias. Que importante y significativo el acompañamiento y aliento del obispo Mons. D. Rafael Zornoza al que agradecemos el esfuerzo realizado para estar cerca de nosotros, así como al P. Oscar, Delegado de Familia y Vida, y al P. Antonio Diufaín que nos ha posibilitado potenciar la espiritualidad de la peregrinación. El Camino como la Iglesia es comunión entorno al Pastor. Ver caminar a D. Rafael junto a nuestras familias y nuestros jóvenes es ver una Iglesia que peregrina por los caminos de la Nueva Evangelización.
Por los senderos vamos compartiendo las etapas con los compañeros de camino y también con quienes te encargaron rezar por ellos ante el Apóstol, por eso el camino te une al Señor. El Camino te permite vaciarte de ti para llenarte del Señor y ser don para Él y para los demás, por eso el Camino es Cristo y te permite reconocerlo cuando lo vives ofreciéndolo todo, cuando lo vives desde la ayuda mutua, desde la solidaridad, desde el olvido de uno mismo, desde la generosidad, … Y desde el convencimiento de que este camino interior sólo es posible desde la Gracia que Dios nos da especialmente en la Eucaristía vivida cada día y desde la frecuencia del sacramento de la penitencia. Y a partir de ahora a seguir con el camino de la vida en familia y siempre en comunión con la Iglesia.
El camino que se vive es otra cosa, es la sorpresa que el Señor le tiene reservada a cada uno que le hace vivir una experiencia inolvidable, pero sobre todo transformadora. No hemos hecho el camino que teníamos planeado, sino el que Dios nos ha puesto delante a cada uno, personal y distinto pero en comunidad. Por eso ha sido un auténtica experiencia de Iglesia que peregrina al Corazón de Cristo entorno a su Pastor, la Iglesia es familia de familias. Que importante y significativo el acompañamiento y aliento del obispo Mons. D. Rafael Zornoza al que agradecemos el esfuerzo realizado para estar cerca de nosotros, así como al P. Oscar, Delegado de Familia y Vida, y al P. Antonio Diufaín que nos ha posibilitado potenciar la espiritualidad de la peregrinación. El Camino como la Iglesia es comunión entorno al Pastor. Ver caminar a D. Rafael junto a nuestras familias y nuestros jóvenes es ver una Iglesia que peregrina por los caminos de la Nueva Evangelización.
Por los senderos vamos compartiendo las etapas con los compañeros de camino y también con quienes te encargaron rezar por ellos ante el Apóstol, por eso el camino te une al Señor. El Camino te permite vaciarte de ti para llenarte del Señor y ser don para Él y para los demás, por eso el Camino es Cristo y te permite reconocerlo cuando lo vives ofreciéndolo todo, cuando lo vives desde la ayuda mutua, desde la solidaridad, desde el olvido de uno mismo, desde la generosidad, … Y desde el convencimiento de que este camino interior sólo es posible desde la Gracia que Dios nos da especialmente en la Eucaristía vivida cada día y desde la frecuencia del sacramento de la penitencia. Y a partir de ahora a seguir con el camino de la vida en familia y siempre en comunión con la Iglesia.
Delegación Episcopal de Familia y Vida