Delegación Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida.
CATEQUESIS DE PREPARACIÓN
AL MATRIMONIO Y A LA VIDA FAMILIA.
ORIENTACIONES PASTORALES.
2013
INTRODUCCIÓN
En las últimas
décadas, la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar ha venido desarrollando
esta triple encomienda: facilitando materiales catequéticos, y tratando de apoyar
y coordinar la labor de los catequistas. Los intensos y acelerados cambios que
se vienen produciendo en nuestro contexto socio-religioso hacen necesario que
se revisen nuevamente los objetivos, contenidos y metodología de los encuentros
o catequesis de preparación al matrimonio, para adaptarlos a las actuales características
de los novios y a las orientaciones pastorales de nuestros obispos. También se
ve necesario proveer a la formación permanente de los catequistas
experimentados y también a la preparación básica de los que se inician en este
servicio pastoral.
Para
atender a todas estas necesidades, la Delegación Diocesana para la Familia y la
Defensa de la Vida, por encargo de nuestro Obispo, ha elaborado estas
orientaciones pastorales que, en el futuro, deberán orientar a la Iglesia
diocesana en el esfuerzo de organizar e impartir las catequesis de preparación
al matrimonio y a la vida de familia.
ÍNDICE DEL DOCUMENTO
I-
OBJETIVOS
II-
AGENTES
DE PASTORAL FAMILIAR
III-
METODOLOGÍA
IV-
CONTENIDOS
V-
MODALIDADES
DE CURSILLOS
VI-
RECURSOS
Y MATERIALES
¿QUÉ
PRETENDEMOS?
I.- OBJETIVOS
Según
el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España[1],
la catequesis pre-matrimonial debe estar claramente orientada a conseguir dos objetivos
básicos:
-
Facilitar a los novios un conocimiento de las
características del matrimonio cristiano, como camino de santidad que Cristo
abre a sus discípulos en medio de la Iglesia y del mundo.
-
Asegurar en los novios la adquisición de las disposiciones
subjetivas necesarias para la recepción válida y fructuosa del sacramento.
La
consecución de estos objetivos nos compromete en cuatro líneas de acción:
-
Facilitar el encuentro de los novios con Jesucristo.
-
Promover su conocimiento del matrimonio cristiano.
-
Ayudar a su integración en la Iglesia.
-
Asegurar las disposiciones necesarias para la validez del
sacramento.
1º.- Facilitar el encuentro de los novios con Jesucristo:
La catequesis de
preparación al matrimonio y a la vida de familia ha de concebirse, ante todo,
como una acción evangelizadora que debe facilitar a los novios un encuentro
transformador con Jesucristo, a través de su Iglesia. No se trata, en primer
lugar o exclusivamente, de trasmitir la doctrina cristiana sobre el matrimonio
y la familia. Se trata, ante todo, de propiciar un encuentro de los novios con
Jesucristo, que pueda suscitar en ellos la respuesta de la fe.
En muchos casos, la
catequesis de preparación al matrimonio dará la oportunidad de hacer un primer
anuncio de Jesucristo. Por eso, las catequesis prematrimoniales deben ser contempladas
como una acción pastoral de evangelización de alejados.
Esto nos exige:
o Anunciar a los novios que
el inmenso amor de Dios sobre cada persona, es la fuente de la verdadera
felicidad.
o Posibilitar un
encuentro de los novios con Cristo, en la convicción de que sólo la experiencia
de fe les permitirá descubrir la fuerza que aporta Jesucristo a la vida de cada
persona y del matrimonio.
2º.- Promover su formación cristiana:
La catequesis de preparación al
matrimonio también debe estar orientada a ayudar a los novios a descubrir el
“Evangelio de la Familia y de la Vida” y la gracia del sacramento del
matrimonio, despertando en aquellos las disposiciones necesarias para recibirlo
con fruto.
La aproximación a este
segundo objetivo incluye:
o Facilitar a los novios
el descubrimiento del Evangelio de la Familia y de la Vida.
o Darles a conocer la
riqueza de gracia del Sacramento del Matrimonio, presentándolo como una
realidad positiva, orientada a hacer posible la felicidad del matrimonio y la
familia.
o Instruirles sobre los
compromisos básicos que asumen los esposos cristianos: testimonio del amor de
Dios a través de la unidad, fidelidad e indisolubilidad; apertura a la vida;
educación cristiana de los hijos…
3º.- Ayudar a su integración en la Iglesia:
La catequesis de
preparación al matrimonio y a la vida de familia también debe invitar a los
novios a participar más activamente, como futuro matrimonio, en la vida de la
Iglesia.
La aproximación a este
tercer objetivo incluye:
o Facilitar a los novios
el encuentro con una Iglesia acogedora, y creadora de comunidad, en la cual la
fe es vivida, celebrada y testimoniada.
o Contribuir a la
integración activa de los futuros esposos en la comunidad cristiana, para que,
en su seno, puedan continuar viviendo y madurando su fe, y dando testimonio de
la presencia amorosa de Dios en el mundo.
4º.- Asegurar las disposiciones necesarias para la
validez del sacramento:
Las catequesis prematrimoniales deben, finalmente,
garantizar la validez de la recepción del sacramento.Esto incluye:
o Favorecer
en los novios la adquisición de las disposiciones subjetivas necesarias para
una recepción válida y fructuosa del sacramento.
o Preparar a los novios
para que puedan tomar parte activa y consciente en los ritos de la liturgia
nupcial.
La forma de acercarnos
a estos objetivos dependerá de las disposiciones personales de los novios. Cada
equipo de catequistas deberá adaptar el contenido y la metodología de los
cursillos prematrimoniales a la realidad de los destinatarios concretos. En el
caso de novios con escasa o nula formación de fe, y notoriamente alejados de la
vida de la Iglesia, puede que debamos conformaremos con la oportunidad de hacer
un primer anuncio de Jesucristo y del matrimonio cristiano, asegurando en los
novios las disposiciones necesarias para recibir válidamente del sacramento.
¿CÓMO
CAPACITARNOS PARA ESTA MISIÓN?
II.- AGENTES DE PASTORAL FAMILIAL
El logro de los
objetivos enunciados requiere la adecuada preparación de los agentes que imparten
las catequesis pre-matrimoniales:
1º.- Los catequistas
prematrimoniales deben ser verdaderos evangelizadores y no meros
“adoctrinadores”. Han de ser hombres y mujeres animados por una fe viva y por
un ardiente espíritu apostólico.
Es necesario, pues,
que la comunidad asuma la tarea de formar matrimonios capaces de anunciar a
Jesucristo, y su Evangelio de la Familia, con verdadera convicción, y capaces,
por tanto, de suscitar o avivar la fe de los novios que se preparan al
matrimonio.
Cada parroquia o, al menos,
cada arciprestazgo o localidad, debería contar con un equipo de matrimonios
encargados de la evangelización de los novios. Este equipo debería estar
orientado y acompañado por un sacerdote o diácono. Debe constituir una
auténtica fraternidad apostólica, en la que los diversos miembros se conocen,
rezan juntos, se forman juntos, conviven y se comprometen activamente en la
tarea apostólica común. La evangelización de los novios no puede ser cosa de agentes
que trabajan aislados, sino una labor de comunidad.
2º.- Dada la
dificultad de su misión, los catequistas pre-matrimoniales deben ser muy
conscientes de la primacía de la gracia respecto a sus propias capacidades,
actitudes y nivel de formación. Esto significa que la relación viva con el
Señor y la apertura a la acción del Espíritu debe ser una prioridad en sus
vidas de apóstoles. Los catequistas prematrimoniales deben tomar conciencia de
que su labor en la pastoral familiar constituye un servicio a Jesucristo y a su
Iglesia; una oportunidad para ejercer como discípulos y apóstoles de Cristo;
una oportunidad, en definitiva, para su propia santificación.
3º.- Lo urgente y
delicado de la catequesis pre-matrimonial reclama que los catequistas adquieran
una preparación específica en lo que se refiere al conocimiento y trasmisión del
Evangelio de la familia. Para ello, la Delegación Diocesana para la Pastoral
Familiar y defensa de la vida, pondrá en marcha una Escuela de formación de
agentes de pastoral familiar, que les ofrezca los medios para una preparación
básica, y también para otra permanente. En cuanto sea posible, resultará de
gran eficacia la matriculación de los catequistas prematrimoniales en el Máster
en Pastoral Familiar.
¿CÓMO
DESARROLLAR ESTA TAREA?
III.- METODOLOGÍA
La
metodología empleada en las catequesis prematrimoniales debe responder a la
naturaleza de los objetivos planteados. No se trata sólo de exponer una serie
de contenidos sobre la vivencia cristiana del matrimonio, sino, sobre todo, de favorecer
una experiencia transformante de encuentro con Jesucristo, con su Iglesia y con
el Evangelio de la Familia y la Vida.
En
consecuencia, la metodología debe estar orientada a conseguir que Jesucristo
sea el protagonista real y palpable en toda la Catequesis prematrimonial. Sólo Él
puede transformar a los novios, y consagrarlos para su misión de esposos y padres…
Por eso, todo en los cursillos –el trabajo de los catequistas, la metodología
empleada, los materiales, las actividades…- tiene que conducir a Cristo. Para
ello es necesario establecer una metodología que ponga a los novios en contacto
con Jesucristo, con su Iglesia y con el Evangelio de la Familia y la Vida. Ayudados
por la experiencia de los cursillos, los novios deben acceder a la posibilidad
de descubrir a Cristo como Aquél que puede dará pleno sentido a su vida
personal, familiar y comunitaria. Esto supone que, más que limitarnos a transmitir
unos conocimientos, debemos esforzarnos en transmitir una experiencia de vida
de fe, que haga posible que Cristo sea aceptado como centro de la vida, del
matrimonio y de la familia de los novios.
1º.-
La acogida de los novios que se acercan a la parroquia a solicitar el
sacramento del matrimonio reviste una importancia fundamental. A este respecto,
el Directorio de la Pastoral Familiar de
la Iglesia en España dice: “Lo
primero que se ha de cuidar es la recepción de los novios cuando solicitan
información de los requisitos que pide la Iglesia para el matrimonio. Por
encima de todos los requisitos jurídicos es un momento de encuentro con la
Iglesia y de abrirles un camino en el que se les acompañará en todo momento.
Para facilitar este encuentro, se puede contar con matrimonios de acogida que
realicen esta función” (n. 116). Por consiguiente, debemos procurar que cada
parroquia cuente, al menos, con un matrimonio adecuadamente preparado, que complete
la acogida de los novios realizada por el párroco en el despacho parroquial, informándoles
más detalladamente sobre las catequesis prematrimoniales, ofreciéndoles las
diversas posibilidades de preparación, y derivándoles a los catequistas que los
imparten.
2º.-
Las catequesis pre-matrimoniales deberían realizarse, preferentemente, en las mismas
parroquias del domicilio de los novios, con presencia y participación activa de
algunos matrimonios de la comunidad y del párroco. Éste sería el ideal a
conseguir. Donde esto no sea posible todavía, las catequesis prematrimoniales se
impartirán por un equipo de matrimonios y sacerdotes o diáconos pertenecientes
a las parroquias del mismo arciprestazgo o localidad.
3º.-
La metodología de las catequesis pre-matrimoniales debe ser activa,
favoreciendo la participación personalizada de los novios. Para ello:
-
Es conveniente que el grupo de novios no sea excesivamente
numeroso, de modo que sea posible un ambiente acogedor, que permita el contacto
personal de los matrimonios catequistas con cada pareja de novios, para que
éstos sean escuchados y puedan participar activamente. En consecuencia, se
tendrá en cuenta que un número elevado de novios exigirá necesariamente la
participación de un número suficiente de matrimonios catequistas.
-
Es muy importante cuidar, desde el primer día, la acogida de
las parejas de novios, cuidando que este ambiente de cercanía y familiaridad se
prolongue a lo largo de todas las sesiones.
-
La metodología empleada en las catequesis prematrimoniales debe
hacer posible la participación activa de los novios. Debemos huir de la
tentación de abrumarles con largas charlas o conferencias que no permitan más
participación que la formulación de unas preguntas finales. Cada sesión incluirá
una exposición breve del tema, un espacio amplio para que los novios puedan
expresarse con libertad, y un diálogo final donde los matrimonios catequistas
puedan aportar su propia experiencia creyente. Todo ello exige crear un clima
de libertad y comunicación, que permita a los novios expresar sus vivencias,
inquietudes y dudas; y que ofrezca a los matrimonios catequistas, la
posibilidad de compartir con naturalidad su experiencia personal de fe y de
vida conyugal. El uso de las nuevas tecnologías puede aportar una ayuda eficaz
a la exposición de contenidos, así como a la reflexión y el diálogo.
4º.-
Es muy importante que las sesiones incluyan también algún momento de oración,
que favorezca el encuentro con Jesucristo a través de la escucha de la Palabra
de Dios. El cursillo prematrimonial también podrá incluir alguna celebración
como la bendición de los novios, la entrega de la Palabra, o las celebraciones penitenciales
y eucarísticas, según las disposiciones concretas de los novios.
5º.-
El
equipo de catequistas, al completo, participará en las sesiones del cursillo
prematrimonial, sobre todo cuando concurran un número elevado de parejas. Los
grupos de diálogo no debieran exceder de 4 ó 5 parejas de novios. También es
importante contar con la presencia y disponibilidad de un sacerdote.
6º.-
Al finalizar las catequesis pre-matrimoniales se invitará a los novios a una
participación más activa en la vida de la comunidad cristiana, de un modo
concreto y adaptado a la nueva residencia que van a tener. Con permiso de los
novios, las parroquias donde se haya celebrado el matrimonio comunicarán su
celebración a la parroquia del futuro domicilio de los contrayentes, para que
puedan ser visitados y acogidos por aquella comunidad parroquial.
¿CON QUÉ FORMATO?
V.- MODALIDADES DE CURSILLOS
Por el bien de los
futuros esposos, las catequesis prematrimoniales no deben ser omitidas. A este
respecto, el Directorio de la Pastoral
Familiar de la Iglesia en España establece que “la participación en el curso prematrimonial, dada las circunstancias
actuales, ha de considerarse como moralmente obligatoria para los que se
preparan al matrimonio. (…) Aunque su eventual omisión no debe ser
considerada como un impedimento para la celebración del matrimonio, no se ha de
dispensar fácilmente de ella” (n.121).
En caso de dispensa,
no deberá faltar algún tipo de encuentros con los contrayentes, en los que se
traten los temas esenciales de las catequesis pre-matrimoniales.
Todo ello significa
que debemos disponer de diversos formatos de catequesis prematrimoniales, adaptados
a las circunstancias concretas de los contrayentes. Se proponen dos modelos
básicos:
-
Con reuniones mensuales, quincenales o semanales.
-
Impartiendo un tema por sesión, con una duración de hora y
media.
-
Puede incluir la realización algún retiro espiritual, convivencia,
etc.
2.- INTENSIVO: DIEZ
SESIONES DE CATEQUESIS.
- Dos formatos posibles:
- Dos semanas consecutivas, de lunes a
viernes, con un tema por sesión.- Dos fines de semana, consecutivos o alternos, distribuyendo los temas a impartir.
Corresponde
a cada equipo de catequistas ofrecer los formatos más adecuados a las
posibilidades de los novios, respetando siempre de los objetivos, las
indicaciones metodológicas y los contenidos básicos propuestos.
¿QUÉ
TEMAS TRATAR?
IV.- CONTENIDOS
En cuanto al contenido de las catequesis
prematrimoniales, el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en
España, en su número 118, dice lo siguiente: “De un modo progresivo se les ha de presentar (a los novios) los
contenidos de la realidad humana y cristiana del amor conyugal. Así:
- Amor y persona, con temas como: el
significado de ser persona y de la vida conyugal; la vocación al amor, el
amor conyugal y sus notas esenciales; la convivencia matrimonial y
familiar con sus tareas y sus implicaciones jurídicas.
- Anuncio del misterio de Cristo y
de la Iglesia que están presentes en su matrimonio, con temas como: el
descubrimiento de Jesucristo, como el que da sentido a la vida de la
persona y a la vida matrimonial; la belleza y bondad del plan de Dios
sobre el matrimonio y la familia; la dimensión eclesial y la
sacramentalidad del matrimonio.
- Vida y espiritualidad de la
familia, con temas como: los significados propios de la sexualidad humana;
la fecundidad del amor esponsal y paternidad responsable; la familia,
pequeña iglesia, y su misión; espiritualidad familiar para insistir en los
elementos de la vida cristiana, así como la oración y los sacramentos en
los que se inserta el sacramento del matrimonio”.
AMOR Y PERSONA:
1-
Ser persona y vida conyugal: Psicología del hombre
y de la mujer.
2-
La vocación al amor.3- El amor conyugal y sus notas esenciales. La comunicación y el diálogo.
4- La convivencia matrimonial y familiar con sus tareas e implicaciones. Organización de la vida familia, prevención y gestión de crisis, educación de los hijos.
5-
Descubrimiento de Jesucristo, como quien da sentido
a la vida de la persona y del matrimonio.
6-
La belleza y bondad del plan de Dios sobre el
matrimonio y la familia.7- La dimensión eclesial y la sacramentalidad del matrimonio. La ceremonia de la boda y su preparación.
10- La espiritualidad familiar para insistir en los elementos de la vida cristiana como la oración, los sacramentos (especialmente Penitencia y Eucaristía) e inserción en la vida comunitaria.
¿QUE AYUDA SE OFRECE?
VI.- RECURSOS Y MATERIALES
1.- MATERIAL BÁSICO DE
LA DIÓCESIS DE CÁDIZ Y CEUTA.
1- Introducción:
Exposición de la motivación y los objetivos de cada tema.
2- Contenido:
a.
Breve exposición del tema, no más de dos páginas.
b.
Referencias bibliográfica para ampliar el tema.
c.
Cuestionario para facilitar la reflexión y el diálogo.
3- Recursos:
a.
Sugerencias para el empleo de nuevas tecnologías.
b.
Materiales de apoyo.
4- Indicaciones
metodológicas para el desarrollo de la sesión.
2.- OTROS MATERIALES
DE CONSULTA.
- Páginas disponibles en internet.
3.- CAUCES PARA LA FORMACIÓN
PERMANENTE DE LOS AGENTES DE PASTORAL FAMILIAR.
3.1.- MÁSTER EN PASTORAL FAMILIAR.
3.2.- JORNADAS NACIONALES Y DIOCESANAS DE FORMACIÓN.
3.1.- ENCUENTROS DIOCESANOS DE FORMACIÓN,
COMUNICACIÓN Y REVISIÓN.
[1]
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Directorio
de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, n. 117.