jueves, 7 de febrero de 2013

«España sigue queriendo a la Virgen...»


La Virgen de Czestochowa llega a Madrid. Hoy, en la Colegiata de San Isidro
«España sigue queriendo a la Virgen...»
... y la Virgen sigue mimando a España. La Virgen de Czestochowa ha venido a nuestro país dentro de su peregrinación De océano a océano, y en todas partes la gente se vuelca con ella. Pero, en cariño, nadie gana a María, y lo muestra cambiando vidas a su paso. El mensaje que trae es claro: para defender la vida, rezar juntos es imprescindible
 
Dos momentos del paso del icono de la Virgen de Czestochowa por Cádiz
Cuando se planteó la peregrinación del icono de la Virgen de Czestochowa De océano a océano, desde Vladivostok (Rusia) hasta Fátima (Portugal), la idea se extendió como el aceite. Al saber que venía a España, «nos llovieron llamadas de todo el país -cuenta Alicia Latorre, Presidenta de la Federación Provida y coordinadora de la peregrinación-. Todo ha sido totalmente providencial, la Virgen ha ido abriendo caminos». Tanto, que su estancia en España dura dos meses y medio, hasta finales de febrero; más que en ningún otro país, incluida Rusia. La acogida es fantástica: «Algunos sacerdotes -cuenta Alicia- nunca habían visto tanta gente en sus iglesias; hay muchas confesiones», y la gente sale con gran «paz y alegría». Hoy a las 20 horas, el icono llega a Madrid. Está prevista una semana llena de actos, que comenzará con la acogida por parte del obispo auxiliar, monseñor César Franco, en la Colegiata de San Isidro.
En una de sus últimas paradas, Cádiz, el icono ha sido «un regalazo» , y ha mostrado que «es la Virgen la que lleva nuestra labor en defensa de la vida». Lo explica Emilio Alegre, coordinador de esta etapa y responsable de la asociaciónProyecto David, vinculada al Secretariado diocesano de Familia y Vida. «Después de un tiempo ayudando a embarazadas, nos dimos cuenta de que esta labor necesitaba basarse en la oración comunitaria», entre otras cosas para no caer en el desánimo. Por ello, desde hace más de un año, «organizamos una oración mensual, y tenemos un grupo de intercesión». La devoción del Beato Juan Pablo II al icono atrae a muchos, pero «lo importante es que ahora nos llaman entusiasmados» por la idea de rezar por la vida.
A lo largo de los 6.000 kilómetros recorridos en España -el total roza los 40.000-, Juan José Rodríguez no se ha separado de la Virgen. Este conquense de 41 años, soltero y en paro, colabora con Provida desde muy joven, y aceptó gustoso la misión de acompañar a la imagen. «Los organizadores -cuenta- se asombran con la respuesta de la gente. España sigue queriendo mucho a la Virgen», y ni un minuto se pierde: «Si vemos que sobra algún rato, llevamos el icono a algún santuario o monasterio donde puedan venerarlo».
María deja huella
En su camino, la Virgen no ha dejado de visitar lugares marcados por el dolor. «El icono estuvo unas horas en Lorca», en sitios afectados por el terremoto de 2011 -recuerda Alicia-. «Y en Mallorca, visitó a una señora con cáncer terminal». Y su mano se ha dejado sentir. Uno de los testimonios que más ha impactado a Juan José es el de una pareja de Cádiz que, al final del acto de acogida, «salió a dar gracias a la Virgen con su niña, nacida» unas semanas antes. «Había sufrido falta de oxígeno durante el parto, y les habían dicho que, si vivía, iba a tener secuelas». La madre es polaca y, como sabían que el icono estaba peregrinando por España, «se encomendaron a la Virgen de Czestochowa. La niña está estupendamente».
En otras ocasiones, la Virgen actúa de forma menos visible. También en Cádiz, «me llamó una mujer que tiene problemas familiares -recuerda Emilio-. Se encontró el icono por la calle, entró en la catedral siguiéndolo, y durante la oración se sintió muy consolada. Incluso tuvo fuerzas para hablar a una mujer, de la que sabía que había abortado, que su hijo estaba en el Cielo intercediendo por ella».