jueves, 18 de abril de 2013

Ricardo Conforto Galán y Marita Sesto Domínguez (Testimonio de los Ejercicios Espirituales)


A pocos días de haber terminado los Ejercicios Espirituales, celebrados en la Casa de Ejercicios de Ntra. Sra. de Regla, continúo intentando seguir con las vivencias de esos días.

Es muy difícil, porque estoy en manos de revisiones médicas que me ocupan más espacio y preocupaciones que otras cosas.

De todas formas, algo sobresale de todos estos líos de cabeza, y es el hecho de haber sabido someterme a lo que se me pedía para estos días: olvidarme, en lo posible, del exterior, y sumergirme en el silencio, dejándome llevar por las propuestas de reflexión.

Han sido tres pasos (meditación, contemplación y ofrecimiento) que me han hecho ver: primero un repaso de mi vida anterior, segundo un aprender a contemplar a Dios inmerso en el silencio y ayudado por el Espíritu, para poder alcanzar a ver su grandeza y descubrir su Amor, y por último, tener el atrevimiento y un poco de valor y congruencia, para ofrecerme a buscar y seguir a Jesús con todas sus consecuencias, en la confianza y la esperanza de que, con su fuerza a través de los sacramentos, sea capaz de superar las dificultades de cargar con “mi cruz” y aliviarle a Él.