jueves, 18 de abril de 2013

Juan Jurado Ballesta (Testimonio de los Ejercicios Espirituales)


En primer lugar, gracias por la iniciativa de organizar unos Ejercicios Espirituales, en silencio, según el estilo de San Ignacio. Y gracias también por organizarlos abiertos a personas procedentes de otras diócesis.

El P. Carlos consiguió hacernos entrar en un ambiente de silencio, de oración (unas veces a modo de reflexión y otras de contemplación) a lo largo de los Ejercicios. Parecía que el tiempo no existía y, al terminar, aunque se me han quedado cortos (me hubiera quedado unos días más, continuando los Ejercicios), daba la sensación de que llevábamos allí muchos días. Nos ha trasmitido, con mucha profundidad, cómo actúa el Espíritu Santo sobre nosotros, cómo nos quiere Dios Padre y cómo vivir con más intensidad y afecto la relación cotidiana con Jesucristo. Y lo ha hecho, sin reducir la profundidad, con mucha simpatía y con muy buen sentido del humor. Con la naturalidad de quien predica lo que vive.

Desde el primer momento, en que cada uno contamos cómo habíamos ido a parar allí y qué buscábamos en estos Ejercicios Espirituales, se notaba la presencia de Dios, la acción del Espíritu Santo en los corazones. Gente normal, de distintas procedencias y situaciones vitales, pero todos con el corazón abierto y pidiendo a Dios que nos dejara escucharle.

La casa de Chipiona, al no coincidir esos con otros grupos, nos ha facilitado mucho el silencio y el recogimiento durante todos los momentos de los Ejercicios. Se respiraba paz en todos los rincones, dentro, en el jardín, en la capilla, en la habitación, y a todas horas, del día y de la noche.

En resumen, si estás buscando unos días para estar, en silencio, contigo mismo. Si no te da miedo enfrentarte a ti mismo, en silencio. Si estás buscando unos días de paz en los que estar, sin prisa, junto a Dios, en silencio, dejando que El te hable. No lo dudes: pregunta en la Delegación de Familia y Vida cuándo organizan la próxima tanda de Ejercicios Espirituales.

Y muchas gracias, de nuevo. Me quedo con el compromiso de pedir, en la distancia, por los organizadores, por el P Carlos y por todos los asistentes.

Un abrazo, Juan