jueves, 20 de diciembre de 2012

CRÓNICA DE UNA FIESTA FAMILIAR

CRÓNICA DE UNA FIESTA FAMILIAR

Encuentro navideño de las familias con el obispo



ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS CON EL OBISPO
CATEDRAL DE CÁDIZ
SÁBADO, 29 DE DICIEMBRE 
DE 17,30 A 18,30 H.


La Catedral de Cádiz se llenó el día 29 de diciembre de la alegría de los niños que junto con sus padres y abuelos acudieron a la llamada del Sr. Obispo para celebrar un encuentro navideño con las familias.

En este año de la fe la familia se descubre de nuevo como un lugar natural para la transmisión de la fe, por eso la nueva evangelización va dirigida de manera prioritaria a la familia. La iniciación cristiana que cada uno de nosotros hemos experimentado, especialmente a través del Bautismo, la Confirmación, la Penitencia y la Eucaristía, nos recuerdan constantemente el papel de especial importancia que la familia tiene en todos y cada uno de estos acontecimientos. Nos recuerda que nuestra vida cristiana es la acción de la gracia de Dios en cada uno de nosotros, creciendo en la fe “cuando se vive como consecuencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”.

Fue una celebración sencilla en la que tras la alocución de D. Rafael Zornoza rezamos por el don de la familia y de la vida que tan amenazadas se encuentran en nuestra sociedad. Entre cantos se sucedieron tres testimonios por parte de tres matrimonios. El primero fue la familia de Pablo y Maleni que acompañados de sus hijos pequeños nos explicaron cómo viven y educan en la fe en familia. A continuación intervinieron Manolo y Cati manifestando cómo lo prioritario ha sido la acción de Dios en sus vidas y en las de sus hijos ya mayores que continúan viviendo su fe. Emocionante fue cuando Carmen y Nicolás, junto con sus hijos y nietos salieron para contarnos como Dios ha estado grande con ellos en los buenos y en los malos momentos a lo largo de su vida. 

En el corto espacio de una hora hubo tiempo para cantar, para rezar por los abuelos, para renovar los votos matrimoniales, proclamar el Magnificat, rezar por las familias, … y terminar con la bendición de la familia por parte del sr. Obispo de Cádiz y Ceuta.

A continuación D. Rafael hizo entrega de una obsequio a cada uno de los asistentes, un saquito de sal para recordarnos que cada familia es “Iglesia doméstica” llamada a evangelizar a sus miembros y también llamada a llevar el Evangelio a quienes no han oído hablar de Cristo, a los que han perdido la fe y a los que la viven con dudas o mediocridad. Familias transformadas por la acción de la Gracia que muestran al mundo la belleza de la familia querida por Dios en su plan de salvación de todas las personas, prototipo que aporta fidelidad, paz, justicia, defensa de la vida, solidaridad, …Amor. 

Terminó la celebración con el canto de villancicos amenizados por el Coro de la Parroquia de Santa Cruz. Ha sido un momento festivo de oración, de celebración, de testimonios, de comunión eclesial donde hemos recordado que
"la familia es el ámbito natural donde es acogida la fe y la que va a contribuir de una manera muy especial a su crecimiento y desarrollo. En ella se dan los primeros pasos de la educación temprana de la fe y los hijos aprenden las primeras oraciones, como el avemaría, el 'Jesusito de mi vida', el 'Ángel de mi guarda' y el padrenuestro. También experimentan el amor a la Virgen, a Jesucristo, y es donde por primera vez oyen hablar de Dios y aprenden a quererlo viviendo el testimonio de sus padres".

TESTIMONIOS:
NICOLÁS Y CARMEN
Cuando se nos pidió que diéramos este testimonio, nos quedamos sorprendidos, porque pensamos que hay personas más preparadas que nosotros para hacerlo.
Nuestra experiencia de fe viene de nuestra infancia ya que nuestras madres nos transmitieron su fe sencilla y humilde, como eran ellas.
Muy pronto empezamos a colaborar en nuestra Parroquia de San Andrés de Villanueva de los Infantes, el pueblo de Santo Tomás, y lo hacíamos perteneciendo a la Acción Católica.
Hace 56 años nos casamos y vinimos a vivir a Cádiz. Siempre hemos vivido frente a San Antonio y hemos colaborado con los distintos párrocos.
Pero nuestras actividades tuvieron un gran parón pues en seis años tuvimos seis hijos que ocuparon todo nuestro tiempo.
Pero entonces tuvimos la mayor experiencia de fe: la segunda de nuestras hijas, a causa de un tumor cerebral, estuvo cuatro meses en coma, que fueron los más duros de nuestra vida. Pero aquello nos acercó más a Dios. Nos dimos cuenta de que hay momentos en la vida que ni la ciencia ni el dinero sirven para nada. Y nos agarramos a Dios con todas nuestras fuerzas.
Todos los días, un sacerdote nos daba la comunión y una bendición a nuestra niña. Dios se la llevó con Él, pero nos dio fuerza para salir adelante con los otros cinco y que en nuestra casa se viviera siempre con alegría.
Nuestra parroquia estuvo cerrada varios años y al volver a abrirla empezamos a colaborar en donde era necesario: Economía, Cáritas, Catequesis, Pastoral de la Salud, … En fin, donde éramos requeridos. Pero esta actividad se ha reducido con el peso de los años. Tenemos 14 nietos y tres biznietas preciosas y no hacemos más que pedir a Dios que los bendiga para que no se pierda aquella fe que inculcaron nuestras madres en nosotros.
Gracias Señor Obispo por escucharnos y gracias también a todos.
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Cati y Manolo.       Nosotros llevamos veintiséis años casados y tenemos tres hijos de 25, 24 y 18 años de edad, estamos muy orgullosos de ellos porque son muy buenas personas y muy trabajadores.

         1.- Siendo novios conocimos el Ideal de la Unidad. Experimentamos vivamente que Dios es Amor, que Dios nos amaba con un amor infinito e incondicional, que el verdadero  amor es aquel que está dispuesto a darlo todo por el otro,  incluso la vida si fuese necesario, sin esperar recibir nada a cambio. Este descubrimiento supuso un gran cambio en nuestras vidas.  Pensando en nuestro matrimonio, sentimos enseguida la exigencia de poner a Dios y nuestra familia en el primer lugar de nuestra vida. Por ello renunciamos a varios ofrecimientos de trabajo que suponían trasladarnos a Madrid, ganar sí, más dinero, pero disponer de menos tiempo para estar juntos y profundizar en nuestra vida de unidad.

         2.- Viviendo este Ideal entre nosotros y con otras familias, poniendo en práctica mes por mes el Evangelio, una Palabra de Vida, cuyas experiencias luego nos comunicábamos, experimentamos una presencia nueva de Dios Amor, la presencia prometida por Él “donde dos o más están reunidos en su nombre” ¡Jesús en medio nuestro!. Ese ha sido nuestro secreto, la roca firme, para superar todas las dificultades que se nos han presentado, la “perla preciosa del Evangelio por la que valía la pena vender todo”. Ha sido Él la Luz que nos ha guiado por el camino de la verdadera alegría y la verdadera felicidad, el único Ideal que nunca nos ha fallado. Hemos aprendido juntos en la familia muy concretamente, con esfuerzo y con tropezones, que, ante Dios, era mejor una cosa menos perfecta, pero hecha en unidad, que otra más perfecta haciéndola desunidos.

         3.- Esta vida de unidad nos ha impulsado a estar abiertos a los demás, colaborando en las catequesis de nuestra parroquia, en un bazar solidario, ayudando a familias en dificultades, realizando la adopción a distancia de un niño de Camerún,...

         4.- Como padres, hemos intentado acompañar el crecimiento de la fe en cada uno de nuestros hijos, como se cuida y acompaña el desarrollo de una semilla puesta por Dios mismo en sus corazones, dedicando mucho tiempo a estar con ellos, intentando ser un ejemplo, enseñándoles las oraciones y rezando juntos, participando asiduamente en los sacramentos desde que nacieron, creándoles hábitos  saludables como el estudio, el deporte,...y, educándoles en la generosidad, la honradez, el esfuerzo, el respeto,  la solidaridad, la verdad, la austeridad, la humildad y la paciencia,  haciéndoles descubrir que Jesús es el amigo que nunca nos falla.

         5.- Descubrir y hacer la voluntad de Dios, que es Amor, en cada momento presente, mejorar cada día y volver a empezar siempre las muchas veces que nos equivocamos, han sido y son la brújula de nuestro viaje. Naturalmente no ha sido siempre fácil. Hemos experimentado claramente que se trataba de una verdadera gimnasia y una escuela permanente. Jesús Crucificado, nos ha enseñado una alquimia divina: todo dolor, dentro y fuera de nosotros, se podía transformar en amor. Y así, hemos ido aprendiendo a encontrarle a Él en cada dolor, también en los tropiezos y las equivocaciones, que nos han servido de trampolín para no perder el ánimo y perseverar con humildad.
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