Mi nombre es Eduardo García, soy de Madrid, y tuve el gran placer de estar presente en los Ejercicios Espirituales celebrados en Chipiona el pasado fin de semana. Les puedo decir que para mí ha sido una experiencia maravillosa, que me ha ayudado a ver más claro cuán importante es estar cerca de Dios. Yo, que soy un gran devoto de la Virgen de Covadonga en Asturias, lugar donde realmente conocí a la Virgen María. He podido comprobar, en este caso mediante Nuestra Señora la Virgen de Regla, lo mucho que me ama, que me ayuda, que me quiere, que le importo y que siempre está ahí. En cualquier circunstancia, en cualquier lugar, en cualquier momento. Nunca falla, y eso lo puedo decir por experiencia propia. Lo mismo da que sea en Covadonga que en Chipiona, ella siempre está ahí. Cuidando de sus hijos, protegiéndoles de todos los peligros, consolándonos, intercediendo por todos nosotros ante su Hijo Jesucristo y Dios nuestro señor.
Estos Ejercicios me han servido para comprender aun mejor, que el mayor deseo de Nuestra Señora La Virgen María, no es otro que acercarnos a su Hijo Jesucristo. Que la distancia, ni el lugar, han de ser un obstáculo, si se busca con pasión. Ella me quiere, me quiere mucho, a mí y a todos, y me lo ha demostrado en Chipiona. Me ha enviado un mensaje, que no importa a donde vaya a orar, solo importa mi intención de encontrarme con Cristo. Y ese es mi mayor deseo, el cual no resulta fácil debido a mi rutina diaria. Pero agarrado fuerte de su mano, sé que poco a poco lo iré logrando. Porque para ella nada es imposible. Sé que me encontraré con Cristo, porque ella, mi madre querida, me va a ayudar. ¡¡Pues nunca falla!!
Gracias por darme esta oportunidad de compartir con vosotros esta experiencia. Cada día, pasito a pasito, iré avanzando en mi encuentro con el Señor. Muchas gracias por todo, y muchas gracias al Padre Carlos Ruiz por su orientación espiritual y al Obispo D. Rafael Zornoza por invitarme a acudir. Que Dios los bendiga, los proteja y los guie en su camino de evangelización y acercamiento a Dios nuestro Señor.
Un fuerte abrazo.
Eduardo García
Madrid
