El año pasado fui a Chipiona porque necesitaba desde mucho tiempo atrás parar en mi vida y reflexionar . Y el Señor me dió la gracia de poner algo de orden en el "caos espiritual" en el que me encontraba.
Así que este año no me lo pensé y "repetí". Al principio pensé:"nunca segundas partes fueron buenas", pero me equivoqué. ¡¡ El Señor es grande y sabe hablarnos en cuanto ponemos un poquito de nuestra parte para escucharle!!
Estos dos días me han servido para saber como debo seguir mi día a día y también un poco de "desagravio" por la rutina del resto del año.
Quiero agradecer los desvelos de Antonio y Rosa por estar pendiente de todo en todo momento. Gracias a la dirección del Padre Carlos , por la espiritualidad y la profundidad de sus charlas, a la par que muy amenas, que ayudan a encaminarnos hacia la oración y la reflexión.
Y también a los Franciscanos y a todo el personal de la casa que consiguen crear el ambiente tranquilo y sosegado necesario en esos momentos.