Ya
ha pasado un mes de la aventura del camino de Santiago desde O´Cebreiro con la
diócesis de Cádiz y Ceuta. Ha sido un sueño cumplido. Es una experiencia dura, como
la vida misma, pero con la buena compañía, de Jesus y el resto de peregrinos,
se hace llevadero y eres feliz. Esto hay que vivirlo, no son días cualesquiera para
un peregrino sin motivación religiosa y mucho menos para un cristiano con sus
laudes en grupo, los hijos al lado, la misa diaria, los rosario y sobre todo
con Jesus, dando y recibiendo, como le entendía a Don Antonio Diufaín que Jesús está en el que da y en el que
recibe, y en esos días hubo mucho de "eso". Sólo comentare algunas
cosillas que pensaba en el camino.
Desde
el principio me venían a la cabeza un montón de metáforas del camino con
nuestra vida. Y aún con más intensidad desde que nos centró Don Antonio en el
aspecto espiritual. El camino de Santiago en cierto sentido es una alegoría con
la vida, y mucho más para un cristiano. No es un camino cualquiera, El camino
es el sendero que nos lleva a Santiago de Compostela, pero también es Jesus
mismo, que quiere llevarnos al sitio que nos tiene reservado en el cielo. Las
flechas amarillas son las señales que Dios nos pone de tantas maneras delante
de nosotros, para que le sigamos, para que hagamos su voluntad. Estamos en el
sendero correcto cuando Jesus está en nuestro corazón y caminamos con El,
entonces somos peregrinos. En los momentos que Jesus no está con nosotros somos
más bien "turigrinos" o peregrinos zombis espiritualmente, o peor aún
sí vamos por caminos erróneos (¿visteis senderos marcados con la X?)
conscientemente o inconscientemente. ¡Cuantas veces he cogido esos caminos equivocados,
algunos con la X bien visible! Y ¡como se las arregla Jesús para que volvamos
al camino una y otra vez!.
Otro
pensamiento que me venía era sobre el misterio del amor misericordioso de Dios.
Nosotros fuimos desde O´Cebreiro, otros desde antes Y otros muchos más fueron
desde Sarria. ¡Cuántas veces soy de esos que salen desde Sarriá! Haciendo lo
imprescindible, a nuestro parecer, para conseguir la Compostelana, o sea el
cielo. Sin embargo Dios nos reserva el cielo para los que lleguen a Santiago, o
sea al final de la vida en Gracia de Dios o dignos de su misericordia, e
independientemente del lugar de inicio, pero en el camino me di cuenta que los
que están en camino desde antes, O´Cebreiro, Roncesvalles, Francia...ya están
disfrutando aquí del Reino de Dios en la tierra, de la Paz que El dá. También
es verdad que en el cielo hay muchas estancias.El amor de Dios también se manifiesta en la belleza del paisaje. No me extraña que hasta los no creyentes sientan algo especial en esa belleza. Se siente la Paz de de Dios, en contraposición de la inquietud en lo hondo del corazón cuando no estamos en el camino verdadero.
En el camino también viví la belleza de ver la solidaridad entre los peregrinos, la ayuda mutua, conocí amigos nuevos que espero mantener, conocí más a mis amigos de antes, lo compartí con mis hijas, incluso he rezado con peregrinos como en familia, hermanos en la fe.
El camino de Santiago no es un sendero cualquiera para un cristiano. Se siente el peso de la tradición, de todos los que por allí han pasado durante siglos
No quiero extenderme más. Sólo dar gracias a todos los que han hecho posible este sueño. Al final hasta tuve oportunidad de cambiar algunas palabras con Don Rafael, que casi lo considero mi obispo, aunque yo viva en Sevilla. Bella foto la del pastor con su mochila y zapatillas rodeado de sus ovejas en Santiago y viceversa, de las ovejas con su pastor. Hoy por hoy, no me cabe duda que en Cadiz aparte del viento de Levante y Poniente, se siente el aliento de Dios. ULTREIA...SUSEYA SANTIAGO
Un abrazo, que Dios os bendiga
Antonio
Rodríguez (Sevilla)